Estuvimos en una conferencia en New Jersey que solo puedo definir como ESPECTACULAR. El orador era un hombre nuevo, ahora es el padre Donald Calloway. Es un tremendo orador, de esas personas que cuando hablan te quedas casi que sin respirar escuchándolos, tiene presencia escénica, proyección de voz, una manera campechana de hablar y, sí, una muy fuerte unción. Cuando salí de allí me lo encontré después afuerita del centro de convenciones y quise saber su historia, porque créeme que él no siempre fue así como lo ves hoy. Sentía curiosidad por su vida y cuando lo ataje me dijo que su historia de conversión la había escrito y que ya estaba en un libro EN ESPAÑOL. WOW, se llama ese libro “Sin Mirar Atrás.” (El libro lo tenemos disponible en Flor de lis.)
Resulta que el tipo era de lo peor, de lo peor, DE LO PEOR. Lo del pelo largo es lo de menos, no hacía caso a los papas, trataba perverso a la mamá, consumía y vendía droga, ladrón, estafador, fan de la banda Grateful Dead, y hasta tiene el tatuaje de la banda de rock en su piel, era surfista sin rendir cuentas a nadie, pasaba sus días en la playa planificando sus próximas movidas de maldad, sus próximos robos. No te hablo solo de equipitos de sonido y de tablas de surf. El tipo era grandes ligas. Con decirte que a los quince años lo deportaron de Japón, y tuvo que salir en un avión militar estadounidense, ESPOSADO a la silla, se escapó, lo volvieron a atrapar, lo metieron en centros de rehabilitación y nada de nada. Era una prenda como diríamos acá en Panamá. Toda una joyita.
Pasarón los años y el Donnie como lo llamaba su mamá, seguía de mal en peor, hasta que un día… PLUM, vio un libro de las apariciones de la Virgen en Medjugorje (Bosnia-Herzegovina) y empezó a ver las fotos y quedo intrigado al leer las leyenditas abajo de las fotos, se llevó el libro para su cuarto y…. ya no te cuento más. Tienes que leerte el libro. Es el testimonio vivo de la misericordia de Dios. Puedes ser una persona mala, tener tus defectos, muchos o pocos, ser un resentido, un amargado, un agrio que te quejas por todo, un mentiroso, un bochinchoso que te gusta escuchar bochinches de otros, un LO QUE SEA, que Dios todo lo perdona si tu te arrepientes.
Pienso además que este libro es un estupendo regalo para sacerdotes. En las últimas páginas el padre Donald nos pide que recemos por él, porque vivimos en un mundo con tentaciones y solo puede resistirlas por la gracia de Dios. La verdad que me cayó super bien ese padre. Su sinceridad es apabullante.
Por Mercedes Arias