Nuestra Señora de Schoestatt

La advocación de Schoenstatt no se originó en una aparición de la Madre de Dios como suele ocurrir en otros lugares santos como, por ejemplo, Lourdes o Fátima. 

En 1914, hacía dos meses que había estallado la Primera Guerra Mundial, en el valle de Schoenstatt, Alemania, el Padre José Kentenich propuso a sus jóvenes alumnos transformar la antigua capillita de San Miguel en un Santuario mariano. Allí, en la antigua capillita de San Miguel, recién inaugurada, el Padre Kentenich sello una alianza de amor con la Santísima Virgen.

Esta capillita fue reconocida oficialmente por la Iglesia como Santuario el 9 de julio de 1947, cuando el Papa Pío XII concedió para quienes visiten el Santuario la indulgencia plenaria según las normas de la Iglesia.

El Padre Kentenich murió el 15 de setiembre de 1968, pero sus palabras de entonces se han tornado en poderosa corriente de gracias, de vida y de ideas, llegando a muchos países. Aquella pequeña capillita dedicada a San Miguel Arcángel es actualmente el Santuario “original” que se ha multiplicado en una red de casi 200 Santuarios “filiales”.

Promesas y exigencias

La alianza de amor de Schoenstatt tiene promesas y exigencias de la Virgen María, las cuales aparecen en el acta de fundación de Schoenstatt.

Las Promesas:
1. Me estableceré en esta Capillita. 
2. Distribuiré desde aquí abundantes dones y gracias. 
3. Atraeré hacia aquí los corazones jóvenes. 
4. Los educaré. 
5. Haré de ellos instrumentos aptos. 
6. En la medida que se abandonen en mis manos, emprenderé con ellos un Movimiento de Renovación.

Los deberes de este pacto mutuo:
1. Pruébenme por hechos que me aman realmente.
2. Esta santificación es la que espero de ustedes.
3. No sólo lo grande, sino precisamente lo más excelso ha de ser el objeto de nuestros esfuerzos intensificados.
4. Fiel y fidelísimo cumplimiento del deber.
5. Una intensa vida de oración.
6. Tráiganme con frecuencia contribuciones al capital de gracias.

Schoenstatt

Schoenstatt es un pequeño valle muy hermoso junto al río Rin. De ahí su nombre “lugar- hermoso” (Schoenstatt).

Oración de la Confianza a Nuestra Señora de Schoestatt

En tu poder y en tu bondad fundo mi vida; en ellos espero confiado como niño. Madre Admirable, en ti y en tu Hijo en toda circunstancia creo y confío ciegamente. Amén

Oración de Consagración

Oh Señora mía, o Madre mía. yo me ofrezco todo a Ti y en prueba de mi filial afecto te consagro en este día: mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón, en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo tuyo, oh Madre de bondad, guárdame, defiéndeme, utilizame como cosa y posesión tuya. Amén

Ofrecimiento (Consagremos todo nuestro día de trabajo a la Madre de Dios)

Cuanto llevo conmigo lo que soporto, lo que hablo y lo que arriesgo, lo que pienso y lo que amo, los méritos que obtengo, lo que voy guiando y conquistando, lo que me hace sufrir, y lo que me alegra; cuanto soy y cuanto tengo, te lo entrego como regalo de amor, para la fuente de gracias, que desde el Santuario brota cristalina, para penetrar el alma de quienes a Schoenstatt han dado su corazón; para conducir bondadosamente hasta allí, a los que, por misericordia, quieras escoger; y para que fructifiquen las obras que consagramos a la Santísima Trinidad. Amén

Oración de Semejanza a María

Aseméjanos a ti, y enséñanos a caminar por la vida tal como Tú lo hiciste: fuerte y digna, sencilla y bondadosa, repartiendo amor, paz y alegría. En nosotros recorre nuestro tiempo preparándolo para Cristo Jesús. Amén

Oración de Gratitud

Por todo: Madre, te agradezco de corazón, y quiero atarme a ti con íntimo amor. ¿Qué hubiese sido de nosotros sin ti, sin tu cuidado solícito y maternal? Gracias, porque nos salvaste en grandes dificultades, y porque con amor fiel nos encadenaste a ti. Te agradezco, y quiero agradecerte eternamente y consagrarme a ti sin reservas. Amén

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