Jesús de la Misericordia
y Santa Faustina Kowalska

LA DEVOCIÓN

En Polonia, de 1931 a 1938, Jesús revela Su infinita misericordia a Santa Faustina Kowalska, religiosa de la Congregación de las Hermanas de la Caridad de la Madre de Dios, para recordar al mundo que Dios es Misericordioso y nos ama a todos… “y cuanto más grande es el pecador, tanto más grande es el derecho que tiene a Mi misericordia”, (Diario, 723) por lo que ningún alma debe temer acercarse a Él. Nuestro Señor nos pide que tengamos plena confianza en la Misericordia de Dios, y que seamos siempre misericordiosos con el prójimo a través de nuestras palabras, acciones y oraciones… “porque la fe sin obras, por fuerte que sea, es inútil”. (Diario, 742)

Lo esencial del mensaje es la confianza hacia Dios y la caridad hacia el prójimo.

  • El Señor Jesús exige que sus criaturas confíen en Él(Diario, 1059) y hagan obras de misericordia a través de sus actos, sus palabras y su oración. “Debes mostrar misericordia al prójimo siempre y en todas partes. No puedes dejar de hacerlo, ni excusarte, ni justificarte”.(Diario, 742).
  • Jesús desea Salvar a la humanidad pecadora por medio de la Misericordia: “La humanidad no conseguirá la paz hasta que no se dirija con confianza a Mi misericordia. ¡Oh! Cuánto Me hiere la desconfianza del alma. Esta alma reconoce que soy santo y justo, y no cree que Yo soy la misericordia, no confía en Mi bondad”. (Diario, 300)
  • “Proclama que la Misericordia es el atributo más grande de Dios”. (Diario, 301)

En la vida de Santa Faustina, su confesor y director espiritual, el Padre Miguel Sopocko, tuvo un rol especial,  la motivó para escribir el Diario documentando así las revelaciones que ella recibía sobre la misericordia de Dios. También gracias a los esfuerzos del Padre Sopocko se pintó y transmitió al mundo la Imagen con la inscripción “Jesús, en Ti Confío”, solicitada por Jesús a Santa Faustina.

Jesús le confía a Santa Faustina la difusión de la devoción a Su misericordia:

  • “Tu eres la secretaria de Mi misericordia; te he escogido para este cargo, en ésta y en la vida futura (Diario, 1605), …para que des a conocer a las almas la gran misericordia que tengo con ellas, y que las invites a confiar en el abismo de Mi misericordia”.(Diario, 1567)
  • “Hoy te envío a ti a toda la humanidad con Mi misericordia. No quiero castigar a la humanidad doliente, sino que deseo sanarla, abrazarla a Mi corazón misericordioso… Antes del día de la justicia envío el día de la misericordia”.(Diario, 1588)

El Papa Juan Pablo II brindó un fuerte apoyo para la difusión. Siendo entonces Cardenal de Cracovia, en 1978, fue revocada la prohibición que esta devoción sufrió por un lapso de veinte años (anunciada proféticamente por Santa Faustina en su Diario) debido a que la Santa sede, había recibido traducciones erróneas y confusas de las selecciones del Diario, las cuales no se podían verificar debido a las condiciones políticas existentes. Sin embargo, en 1965, el entonces Cardenal Karol Wojtyla (el Papa Juan Pablo II), por su esfuerzo logró que se comenzara un proceso informativo sobre la vida y virtudes de la entonces Sor María Faustina, con lo que impulsó la apertura de la Causa de beatificación en 1968. Posteriormente, en 1978, la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, cambió su decisión original de prohibición y la anuló. El 30 de abril de 2000, el Papa Juan Pablo II, también de origen polaco, declaró solemnemente Santa a Sor Faustina. Desde entonces, la devoción se ha extendido por todo el mundo. En 1981, el Papa Juan Pablo II publica la Encíclica “Dives in Misericordia” (Rico en Misericordia) en la que se refiere a Cristo como la “encarnación de la misericordia”, fuente inagotable de misericordia.

LA IMÁGEN

La imagen de Jesús de la Divina Misericordia fue pintada por orden del propio Jesús el 22 de febrero de 1931 en Plock (Polonia).

Santa Faustina escribe: “Al anochecer, estando en mi celda, vi al Señor Jesús vestido con una túnica blanca. Tenía una mano levantada para bendecir y con la otra tocaba la túnica sobre el pecho. De la abertura de la túnica en el pecho, salían dos grandes rayos: uno rojo y otro pálido… Después de un momento, Jesús me dijo: “Pinta una imagen según el modelo que ves, y firma: Jesús en Ti confío. Deseo que esta imagen sea venerada primero en su capilla y (luego) en el mundo entero”. (Diario, 47)

Prometo que el alma que venere esta imagen no perecerá. También prometo, ya aquí en la tierra, la victoria sobre los enemigos y, sobre todo, a la hora de la muerte. Yo Mismo la defenderé como Mi gloria”. (Diario, 48)

“Quiero que esta imagen que pintarás con el pincel, sea bendecida con solemnidad el primer domingo después de la pascua de Resurrección; ese domingo debe ser la Fiesta de la Misericordia (Diario, 49)

“Por medio de esta imagen colmaré de gracias a las almas, por eso que cada alma tenga acceso a ella”. (Diario, 570)

“Los dos rayos significan la Sangre y el Agua”, explicó Jesús a Santa Faustina, “El rayo pálido simboliza el Agua que justifica a las almas. El rayo rojo simboliza la Sangre que es la vida de las almas… Ambos rayos brotaron de las entrañas más profundas de Mi misericordia cuando Mi corazón agonizante fue abierto en la cruz por la lanza. Bienaventurado quien viva a la sombra de ellos porque no le alcanzará la justa mano de Dios”. (Diario 299)

Los rayos de la misericordia que salen del corazón de Cristo tienen un precioso significado revelado por Jesús. En la crucifixión de Cristo, cuando uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza, al instante brotó Sangre y Agua. Estos son el rayo rojo que significa la última gota de Sangre y el rayo pálido que significa la gota de Agua. Ambos rayos a su vez representan Sacramentos impartidos por la Santa Iglesia. El pálido, es el Sacramento de la Reconciliación o del Perdón. El rojo, es el de la Eucaristía o Comunión. Dios es un padre todo Amor y bondad, nos perdonará todos los pecados cometidos cuando vayamos con un corazón sinceramente arrepentido al tribunal de Su misericordia aquí en la tierra: “el confesionario”.

Jesús le dijo a Santa Faustina:

  • “Ofrezco a los hombres un recipiente con el que han de venir a la Fuente de la Misericordia para recoger gracias. Ese recipiente es esta imagen con la firma: “Jesús, en Ti Confío”. (Diario 327)
  • “A través de esta imagen concederé muchas gracias a las almas, ella ha de recordar a los hombres las exigencias de Mi Misericordia, porque la fe sin obras, por fuerte que sea, es inútil”.(Diario 742)

La pintura de Jesús Misericordioso pintada por Eugenio Kazimirowski, según las indicaciones de Sor Faustina, es aprobada por Nuestro Señor: “No en la belleza del color, ni en la del pincel está la grandeza de esta imagen, sino en Mi gracia”. (Diario, 313) De hecho, la oscuridad del fondo representa las tinieblas de su ausencia, Él es la luz.

Surge otro cuadro de Jesús de la Divina Misericordia, pintado por Adolfo Hyla en 1943, ofrecido en acción de gracias por protección durante la segunda guerra mundial. Así, el realizado por Eugenio Kazimirowski, quedó providencialmente escondido en un convento en Polonia (se desconocía su paradero), si hubiera estado expuesta seguramente habría sido destruido debido a la ocupación rusa de ese entonces y a la persecución de los católicos.

Esta segunda pintura es inspiración del artista, basándose en la descripción de Santa Faustina, pero realizándola según su propia idea. Posteriormente, fue consagrada y colocada en la Capilla del convento de Cracovia, donde hasta la fecha es venerada.

La primera pintura, realizada por Eugenio Kazimirowski, llamada “Imagen Santa” por el Papa Juan Pablo II, que milagrosamente fue salvada de la segunda guerra mundial, surge nuevamente a la luz en 1993.   Se lleva a cabo una conservación profunda del cuadro en el año 2003. Desde el año 2005 queda expuesta en el altar central del Santuario de la Divina Misericordia en Vilna, Lituania. 

LA FIESTA

La Fiesta de la Divina Misericordia fue instituida por el Papa Juan Pablo II, quien, al canonizar a Santa Faustina el 30 de abril del 2000, declaró el segundo domingo de Pascua (domingo posterior al de Resurrección) como el “Domingo de la Divina Misericordia”. Con la institución de esta Fiesta, el Papa concluyó la tarea asignada por Nuestro Señor Jesús a Santa Faustina, 69 años atrás, en Polonia. En febrero de 1931, Jesús había dicho: “Deseo que haya una Fiesta de la Misericordia”. (Diario, 49)

Esta Fiesta es enaltecida con la indulgencia plenaria, tal y como Jesús lo deseaba:  “El alma que acuda a la Confesión y que reciba la Santa Comunión,  obtendrá el perdón total de las culpas y de las penas. Que ningún alma tema acercarse”. (Diario, 699)

Para celebrar esta Fiesta, se recomienda rezar La Coronilla y La Novena a la Divina Misericordia (iniciando la Novena el Viernes Santo); confesarse (para lo cual es indispensable realizar primero un buen examen de conciencia), y recibir la Santa Comunión el día de la Fiesta de la Divina Misericordia.

San Juan Pablo II entrego su vida a la Divina Misericordia y murió el 2 de abril de 2005, la noche previa al Domingo en que ese año se celebraba la Fiesta de la Divina Misericordia. (que él mismo había instituido). Su beatificación, llevada a cabo por su sucesor el Papa Benedicto XVI, fue el 1ero de mayo de 2011, día de la Fiesta de la Misericordia. Su canonización, por el Papa Francisco, también fue en la Fiesta de la Divina Misericordia, el 27 de abril de 2014.

LA CORONILLA

La Coronilla la dictó Jesús a Santa Faustina en Vilna (Lituania) entre el 13 y 14 de septiembre de 1935, como súplica para aplacar la ira de Dios por los pecados del mundo.

“A través de ella obtendrás todo, si lo que pides está de acuerdo con Mi voluntad”. (Diario, 1731)

“Reza incesantemente esta coronilla que te he enseñado. Quienquiera que la rece recibirá gran misericordia a la hora de la muerte. Los sacerdotes se la recomendarán a los pecadores como la última tabla de salvación. Hasta el pecador más empedernido, si reza esta Coronilla una sola vez, recibirá la gracia de Mi misericordia infinita. Deseo que el mundo entero conozca Mi misericordia; deseo conceder gracias inimaginables a las almas que confían en Mi misericordia”. (Diario, 687)

“Defenderé como Mi gloria a cada alma que rece esta coronilla en la hora de la muerte, o cuando los demás la recen junto al agonizante, quienes obtendrán el mismo perdón. Cuando cerca de un agonizante es rezada esta coronilla, se aplaca la ira divina y la insondable misericordia envuelve al alma y se conmueven las entrañas de Mi misericordia por la dolorosa pasión de mi hijo”. (Diario, 811)

REZO DE LA CORONILLA
(Diario, 474-476)

Se utiliza un rosario común de cinco decenas.

Rezarla preferentemente a las 3:00 pm. “La hora de La Misericordia”.

  1. Comenzar con un Padre Nuestro, Avemaría, y Credo de los apóstoles.

Credo de los apóstoles:
Creo en Dios Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor. Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo y nació de la Virgen Maria. Padeció bajo el poder de Poncio Pilato. Fue crucificado, muerto y sepultado. Descendió a los infiernos. Al tercer día resucitó de entre los muertos. Subió a los cielos, y está sentado a la diestra de Dios Padre. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de los muertos, y la vida eterna. Amén.

  1. En las cuentas grandes correspondientes al Padre Nuestro (una vez) decir:

“Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero.”

  1. En las cuentas pequeñas correspondientes al Ave María (diez veces) decir:

“Por Su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.”

  1. Al finalizar las cinco decenas de la coronilla se repite tres veces:

“Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero.”

  1. Oración final (opcional):

“Oh Sangre y agua que brotaste del Corazón de Jesús como una fuente de misericordia para nosotros, en Ti confío.”

HORA DE LA MISERICORDIA

Jesús llamó “La Hora de la Misericordia” a las tres de la tarde, por ser la hora de Su muerte.

“A las tres, ruega por Mi misericordia, en especial para los pecadores y aunque solo sea por un brevísimo momento, sumérgete en mi pasión, especialmente en Mi abandono en el momento de Mi agonía. Esta es la hora de la gran Misericordia para el mundo entero. Te permitiré penetrar en Mi tristeza mortal. En esta hora nada le será negado al alma que lo pida por los méritos de Mi Pasión”. (Diario, 1320)

“Te recuerdo hija Mía, que cuántas veces oigas el reloj dando las tres, sumérgete totalmente en Mi misericordia, adorándola y glorificándola; suplica su omnipotencia para el mundo entero y especialmente para los pobres pecadores, ya que en ese momento se abrió de par en par para cada alma. En esa hora puedes obtener todo lo que pides para ti y para los demás. En esa hora se estableció la gracia para el mundo entero: la misericordia triunfó sobre la justicia. Hija Mía, en esa hora procura rezar el Vía Crucis, en cuanto te lo permitan los deberes; y si no puedes rezar el Vía Crucis, por lo menos entra un momento en la capilla y adora en el Santísimo Sacramento a Mi Corazón que está lleno de misericordia. Y si no puedes entrar en la capilla, sumérgete en oración allí donde estés, aunque sea por un brevísimo instante. Exijo el culto a Mi misericordia de cada criatura, pero primero de ti, ya que a ti te he dado a conocer este misterio de modo más profundo” (Diario, 1572).

LA CONFIANZA

La esencia de la devoción a la Divina Misericordia es la confianza, y a la vez es la condición para recibir gracias. Jesús dice:

“Deseo conceder gracias inimaginables a las almas que confían en Mi misericordia. Que se acerquen a ese mar de misericordia con gran confianza. Los pecadores obtendrán la justificación y los justos serán fortalecidos en el bien. Al que haya depositado su confianza en Mi misericordia, en la hora de la muerte le colmaré el alma con Mi paz divina”. (Diario, 1520)

“Las gracias de Mi misericordia se toman con un solo recipiente y este es la confianza. Cuanto más confíe un alma, tanto más recibirá. Las almas que confían sin límites son Mi gran consuelo y sobre ellas derramo todos los tesoros de Mis gracias. Me alegro de que pidan mucho porque Mi deseo es dar mucho, muchísimo.” (Diario, 1578)

“Yo soy el amor y la Misericordia Misma… El alma que confía en Mi misericordia es la más feliz, porque Yo mismo tengo cuidado de ella”. (Diario, 1273)

“Ningún alma que se haya acercado a Mí, se ha retirado sin consuelo… Antes el cielo y la tierra se vuelven a la nada, que Mi misericordia deje de abrazar a un alma confiada”. (Diario, 1777)

“Invita a las almas con las cuales estas en contacto a confiar en Mi misericordia infinita. Oh, cuánto amo a las almas que se Me han confiado totalmente, haré todo por ellas”. (Diario, 294)

“Todo lo que existe está encerrado en las entrañas de Mi misericordia más profundamente que un niño en el seno de la madre. Cuán dolorosamente Me hiere la desconfianza en Mi bondad. Los pecados de desconfianza son los que Me hieren más penosamente”. (Diario, 1076)

“Que los más grandes pecadores pongan su confianza en Mi misericordia. Ellos, más que nadie, tienen derecho a confiar en el abismo de Mi misericordia. Si tu confianza es grande, Mi generosidad no conocerá límites”. (Diario, 548)

“Quien confía en Mi misericordia no perecerá porque todos sus asuntos son Míos y los enemigos se estrellarán a los pies de Mi escabel”. (Diario, 723)

PROMESAS

En las revelaciones a Santa Faustina Kowalska (Polonia 1931-1938), Jesús hizo promesas extraordinarias, que quedan expresadas en el Diario de la Santa:

A quienes veneren la Imagen de la Divina Misericordia:

“Yo prometo al alma que venere esta Imagen que no perecerá. También prometo, ya aquí en la tierra, la victoria sobre los enemigos y, sobre todo, a la hora de la muerte. Yo, el Señor, la protegeré como a Mi propia Gloria”. (Diario, 48)

“Por medio de esta imagen colmaré a las almas con muchas gracias, por eso que cada alma tenga acceso a ella”. (Diario, 570)

“Ofrezco a los hombres un recipiente con el que han de venir a la Fuente de la Misericordia para recoger gracias. Ese recipiente es esta imagen con la firma: Jesús en Ti confío”. (Diario, 327)

“Estos rayos protegen a las almas de la indignación de Mi padre. Bienaventurado quien viva a la sombra de ellos, porque no le alcanzará la justa mano de Dios”. (Diario, 299)

A las almas que Confían:

“El alma que confía en Mi misericordia es la más feliz porque yo tengo cuidado de ella”. (Diario, 1273)

“Las gracias de Mi misericordia se toman con un solo recipiente y éste es la confianza. Cuanto más confíe un alma, tanto más recibirá. Las almas que confían sin límites son Mi gran consuelo, porque en tales almas vierto todos los tesoros de Mis gracias. Me alegro de que pidan mucho, porque Mi deseo es dar mucho, muchísimo. Me pongo triste, en cambio, si las almas piden poco, estrechan sus corazones”. (Diario, 1578)

“He abierto Mi corazón como una fuente viva de misericordia. Que todas las almas tomen vida de ella. Que se acerquen con gran confianza a este mar de misericordia. Los pecadores obtendrán la justificación y los justos serán fortalecidos en el bien. Al que haya depositado su confianza en Mi misericordia, en la hora de la muerte le colmaré el alma con Mi paz divina”. (Diario, 1520)

“Ningún alma que ha invocado Mi misericordia ha quedado decepcionada ni ha sentido confusión. Me complazco particularmente en el alma que confía en Mi bondad”. (Diario, 1541)

“Quien confía en mi misericordia no perecerá porque todos sus asuntos son Míos y los enemigos se estrellarán a los pies de Mi escabel”. (Diario, 723)

 A quienes propaguen la Divina Misericordia: 

“A las almas que propagan la devoción a Mi misericordia, las protejo durante toda su vida como una madre cariñosa a su niño recién nacido y a la hora de la muerte no seré para ellas el Juez, sino el Salvador Misericordioso”. (Diario, 1075)

“Con las almas que recurran a Mi misericordia y con las almas que glorifiquen y proclamen Mi gran misericordia a los demás, en la hora de la muerte Me comportaré según Mi infinita misericordia”. (Diario, 379)

“Todas las almas que Adoren Mi misericordia y propaguen la devoción invitando a otras almas a confiar en Mi misericordia no experimentarán terror en la hora de la muerte. Mi misericordia las protegerá en ese último combate”. (Diario, 1540)

 A quienes recen a la hora de la misericordia (3:00 pm):

“En esta hora nada le será negado al alma que lo pida por los méritos de Mi Pasión”. (Diario, 1320)

“En esa hora puedes obtener todo lo que pides para ti y para los demás.  En esa hora se estableció la gracia para el mundo entero: la misericordia triunfó sobre la justicia”. (Diario, 1572)

A quienes recen la Coronilla a la Divina Misericordia:

“Defenderé como Mi gloria a cada alma que rece esta coronilla en la hora de la muerte, o cuando los demás la recen junto al agonizante, quienes obtendrán el mismo perdón. Cuando cerca de un agonizante es rezada esta Coronilla, se aplaca la ira divina y la insondable Misericordia envuelve al alma y se conmueven las entrañas de Mi Misericordia por la dolorosa Pasión de Mi Hijo”. (Diario, 811)

“Cuando recen esta coronilla junto a los moribundos, Me pondré entre el Padre y el alma agonizante no como el Juez justo sino como el Salvador Misericordioso”. (Diario, 1541)

“Reza incesantemente esta Coronilla que te he enseñado. Quienquiera que la rece recibirá gran Misericordia a la hora de la muerte. Los sacerdotes se la recomendarán a los pecadores como la última tabla de salvación”. (Diario, 687)

“Cuando la recen los pecadores empedernidos, colmaré sus almas de paz y la hora de su muerte será feliz.” (Diario, 1541)

A través de ella obtendrás todo, si lo que pides está de acuerdo con Mi Voluntad”. (Diario, 1731)

A quienes recen la Novena a la Divina Misericordia:

“Durante este novenario concederé a las almas toda clase de gracias”. (Diario, 796)

A los sacerdotes:

“Diles a mis sacerdotes que los pecadores más empedernidos se ablandarán bajo sus palabras cuando ellos hablen de Mi misericordia insondable, de la compasión que tengo por ellos en Mi Corazón.  A los sacerdotes que proclamen y alaben Mi misericordia, les daré una fuerza prodigiosa y ungiré sus palabras y sacudiré los corazones a los cuales hablen”. (Diario, 1521)

A los pecadores:

 “Cuando reces esta oración con corazón contrito y con fe por algún pecador, le concederé la gracia de la conversión. Esta oración es la siguiente: Oh Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús como una Fuente de Misericordia para nosotros, en Ti confío”. (Diario, 186 y 187)

En La Fiesta de la Divina Misericordia, segundo Domingo de Pascua (Domingo posterior al de Resurrección):

 “Di a las almas que les doy Mi misericordia como defensa, lucho por ellas Yo solo y soporto la justa ira de Mi padre… Esta Fiesta ha brotado de las entrañas de Mi misericordia para el consuelo del mundo entero”. (Diario, 1517)

“Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea refugio y amparo para todas las almas y, especialmente, para los pobres pecadores… El alma que se confiese y reciba la Santa Comunión obtendrá el perdón total de las culpas y de las penas… Que ningún alma tenga miedo de acercarse a Mí, aunque sus pecados sean como escarlata… La humanidad no conocerá la paz hasta que no se dirija a la fuente de Mi misericordia”. (Diario, 699).


ORACIONES

Oración para obtener la gracia de ser misericordiosos con los demás
(Diario, 163)

“Cuantas veces respira mi pecho, cuantas veces late mi corazón, cuantas veces pulsa la sangre en mi cuerpo, esa cantidad por mil es el número de veces que deseo glorificar Tu misericordia, Oh Santísima Trinidad.

Deseo transformarme en Tu misericordia y ser un vivo reflejo de Ti, oh, Señor. Que este más grande atributo de Dios, es decir, su insondable misericordia, pase a través de mi corazón al prójimo.

Ayúdame, Oh Señor, a que mis ojos sean misericordiosos, para que yo jamás recele o juzgue según las apariencias, sino que busque lo bello en el alma de mi prójimo y acuda a ayudarla.

Ayúdame a que mis oídos sean misericordiosos para que tome en cuenta las necesidades de mi prójimo y no sea indiferente a sus penas y gemidos.

Ayúdame, Oh Señor, a que mi lengua sea misericordiosa para que jamás hable negativamente de mi prójimo, sino que tenga una palabra de consuelo y de perdón para todos.

Ayúdame, Oh Señor, a que mis manos sean misericordiosas y llenas de buenas obras para que sepa hacer sólo el bien a mi prójimo y cargue sobre mí las tareas más difíciles y penosas.

Ayúdame a que mis pies sean misericordiosos para que siempre me apresure a socorrer a mi prójimo, dominando mi propia fatiga y mi cansancio. Mi reposo verdadero está en el servicio a mi prójimo.

Ayúdame, Oh Señor, a que mi corazón sea misericordioso para que yo sienta todos los sufrimientos de mi prójimo. A nadie rehusaré mi corazón. Seré sincera incluso con aquellos de los cuales sé que abusarán de mi bondad. Y yo misma me encerraré en el misericordiosísimo Corazón de Jesús. Soportaré mis propios sufrimientos en silencio. Que Tu misericordia, Oh Señor mío, repose dentro de mí.

Oh Jesús mío, transfórmame en Ti, porque Tú puedes hacer todo”.

Oración para recibir Misericordia en momentos difíciles
(Diario, 950)

“Oh Dios Eterno, en quien la misericordia es infinita y el tesoro de compasión inagotable, vuelve a nosotros Tu mirada bondadosa y aumenta Tu misericordia en nosotros, para que en momentos difíciles no nos desesperemos ni nos desalentamos, sino que, con gran confianza, nos sometamos a Tu santa y divina voluntad, que es el Amor y la Misericordia Mismos”.

Oración para pedir Misericordia para el mundo
(Diario, 1319)

“Expiraste, Jesús, pero la fuente de la vida brotó para las almas y el mar de misericordia se abrió para el mundo entero. Oh fuente de vida, insondable Misericordia Divina, abarca al mundo entero y derrámate sobre nosotros”. (Diario, 1319).

OTROS PASAJES SELECTOS DEL DIARIO

Santa Faustina escribió en un diario de más de 600 páginas los mensajes que recibió de Jesús desde 1931. A continuación, algunas de las revelaciones:

  • “Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea un refugio para todas las almas y especialmente para los pobres pecadores. En ese día se abren las profundidades de mi Misericordia. Yo derramo un océano entero de gracias sobre aquellas almas que se acercan a la fuente de Mi Misericordia. El alma que irá a la Confesión y recibirá la Sagrada Comunión obtendrá el perdón completo de los pecados y el castigo. Ese día todas las compuertas divinas a través de las cuales la gracia fluye se abren. Que nadie tema acercarse a Mí, aunque sus pecados sean como el escarlata”. (Diario, 699)
  • “La humanidad no tendrá paz hasta que se vuelva con confianza a Mi Misericordia”. (Diario, 300)
  • “Que toda la humanidad reconozca Mi Misericordia insondable. Es una señal para los tiempos finales. Después vendrá el día de la justicia”. (Diario, 848)
  • “El que se niega a pasar por la puerta de mi Misericordia debe pasar por la puerta de mi justicia.” (Diario 1146)
  • “Las almas mueren a pesar de Mi amarga Pasión. Les ofrezco la última tabla de salvación, es decir, la Fiesta de Mi Misericordia. Si no adoran Mi Misericordia, morirán para siempre”. (Diario, 965)
  • “Mi Corazón desborda con gran Misericordia para las almas, y especialmente para los pobres pecadores. Si solo pudieran entender que yo soy el mejor de los Padres para ellos y que para ellos es que la Sangre y el Agua fluyeron de Mi Corazón como de una fuente llena de Misericordia”. (Diario 367)
  • “Estos rayos protegen las almas de la ira de Mi Padre. Bienaventurado el que habitará en su refugio, porque la mano justa de Dios no lo tomará. Deseo que el primer domingo después de Pascua sea la Fiesta de la Misericordia”. (Diario, 299)
  • “Hija mía, escribe que cuanto mayor es la miseria de un alma, mayor es su derecho a mi Misericordia; (Exhorta) a todas las almas a confiar en el abismo insondable de Mi Misericordia, porque quiero salvar a todos”. (Diario, 1182)
  • “Cuanto mayor es el pecador, mayor es el derecho que tiene a mi Misericordia. Mi Misericordia se confirma en toda obra de Mis manos. El que confía en mi Misericordia no perecerá, porque todos sus asuntos son míos y sus enemigos serán destrozados en la base de mi escabel”. (Diario 723)
  • “(Que) los grandes pecadores confíen en mi Misericordia. Tienen derecho ante otros a confiar en el abismo de Mi Misericordia. Hija mía, escribe acerca de Mi Misericordia hacia las almas atormentadas. Las almas que hacen un llamado a Mi Misericordia me deleitan. A tales almas les doy aún más gracias de las que piden. No puedo castigar ni aun al más grande pecador si hace un llamado a Mi compasión, pero al contrario lo justifico en Mi insondable e inescrutable Misericordia”. (Diario, 1146)
  • “Quiero conceder un perdón completo a las almas que irán a la Confesión y recibirán la Santa Comunión en la Fiesta de Mi Misericordia”. (Diario, 1109)
  • “Que no tema acercarse a Mi el alma débil, pecadora y aunque tuviera más pecados que granos de arena hay en la tierra, todo se hundirá en el abismo de Mi Misericordia”. (Diario, 1059)
  • “Exijo la adoración de Mi Misericordia a través de la solemne celebración de la Fiesta y de la veneración de la imagen que está pintada. Por medio de esta imagen concederé muchas gracias a las almas. Es para ser un recordatorio de las exigencias de Mi Misericordia, porque incluso la fe más fuerte es inútil sin obras”. (Diario, 742)
  • “Di a todas las personas, hija Mía, que yo soy el Amor y la Misericordia. Cuando un alma se acerca a Mí con confianza, la lleno de tal abundancia de gracias que no puede contenerlas dentro de sí, sino que las irradia a otras almas”. (Diario, 1074)
  • “Ofrezco a la gente un vaso con el cual deben seguir viniendo por gracias a la fuente de la Misericordia. Ese barco es esta imagen con la firma: ‘Jesús, yo confío en Ti’”. (Diario, 327)
  • “Prometo que el alma que venerará esta imagen no perecerá. También prometo la victoria sobre sus enemigos ya aquí en la tierra, especialmente a la hora de la muerte. Yo lo defenderé como Mi propia gloria”. (Diario, 48)
  • “A las almas que propagan la devoción a Mi Misericordia, las protejo durante toda su vida como una madre cariñosa (protege) a su niño recién nacido y a la hora de la muerte no seré para ellas Juez sino Salvador misericordioso. En esa última hora, un alma no tiene nada con que defenderse excepto mi Misericordia. Feliz es el alma que durante su vida se sumergió en la Fuente de la Misericordia, porque la justicia no la tendrá”. (Diario,1075)
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