Search
Close this search box.
Search
Close this search box.

Cuaresma y Cenicienta

Una historia que todos conocemos, la de “La Cenicienta,” nos ofrece un testimonio muy lindo de lo que significa la Cuaresma, enseñándonos que todos nosotros, a veces, tenemos que sentarnos en las cenizas. El nombre en sí significa literalmente, la niña pequeña, que se sienta en las cenizas. La moraleja de la historia es clara: antes de llegar a ser hermosa, antes de casarse con el príncipe, antes de ir a la gran fiesta, primero debe pasar un tiempo sola en las cenizas, humillada, manchada, tender al deber, sin glamur, a la espera. La Cuaresma es esa temporada, un tiempo para sentarse en las cenizas. No es casual que muchos de nosotros comencemos la Cuaresma marcando nuestras frentes con cenizas.

Recordemos el Evangelio de Marcos 1, 12-13 que nos dice que Jesús, para prepararse para su ministerio público, se fue voluntariamente al desierto por cuarenta días y cuarenta noches, tiempo durante el cual no tomó alimentos y fue puesto a prueba por Satanás, estuvo con los animales salvajes, y fue cuidado por los ángeles. La Cuaresma ha sido entendida en su mayor parte como un tiempo para que imitemos esto, para pasar metafóricamente cuarenta días en el desierto como Jesús, desprotegido por el alimento normal para tener que enfrentarnos a “Satanás” y los “animales salvajes” y ver si los “ángeles” ciertamente vendrán y nos cuidarán cuando alcancemos ese punto donde ya no podamos cuidarnos a nosotros mismos. Para nosotros, Satanás y los animales salvajes se refieren particularmente al caos dentro de nosotros que normalmente negamos o simplemente rehusamos enfrentar: nuestra ira, nuestros celos, nuestra distancia de los demás, nuestras fantasías, nuestra grandiosidad, nuestras adicciones, nuestras heridas sin resolver, nuestra complejidad sexual, nuestra incapacidad para orar de verdad, nuestras dudas de fe y nuestros oscuros secretos.

El “alimento” normal que comemos (distracciones, ocupaciones, entretenimiento, vida ordinaria) funciona para protegernos del caos más profundo que se esconde debajo de la superficie de nuestras vidas. La Cuaresma nos invita a dejar de comer, por así decirlo, todo lo que nos protege de tener que enfrentar el desierto que está dentro de nosotros. Nos invita a sentir nuestra pequeñez, a sentir nuestra vulnerabilidad, a sentir nuestros miedos y a abrirnos al caos del desierto para que finalmente podamos dar a los ángeles la oportunidad de alimentarnos.

Fuente: Tomado del artículo “Fed by Angels” by Ronald Rolheiser, traducido al español por Flor-de-lis.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

0
  • No puedes finalizar tu compra. Los pedidos Nacionales (República de Panamá) requiere compra mínima de $15.
0
Carrito
Tu carrito esta vacíoVolver a la tienda