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Hay existencias
Medida: 60cm
El título de la advocación Mariana “Señora del Santísimo Sacramento” pertenece a 1868.
“Mientras cenaban, Jesús tomó pan y, después de pronunciar la bendición, lo partió, se lo dio a sus discípulos y dijo: Tomad y comed, esto es mi cuerpo. Y tomando el cáliz y habiendo dado gracias, se lo dio diciendo: Bebed todos de él; porque ésta es mi sangre de la nueva alianza, que es derramada por muchos para remisión de los pecados” (Mateo 26,26-28).
En la encíclica Redemptoris Mater, el Papa Juan Pablo II dijo: “María guía a los fieles a la Eucaristía” (n. 44).
La auténtica devoción a la Virgen, conduce al culto eucarístico. Así sucede en los grandes santuarios marianos como Lourdes o Fátima e, igualmente, en la vida de los santos.
San Pedro Julián Eymard (1811-1868) fue llamado “apóstol de la Eucaristía y de la Virgen” y propagó la devoción a Nuestra Señora del Santísimo Sacramento.
Juan Pablo II, en la encíclica Ecclesia de Eucharistia, profundizando en el vínculo que une a Nuestra Señora con el Santísimo Sacramento, llama a María Mujer “eucarística”:
“En continuidad con la fe de la Virgen, en el Misterio eucarístico se nos pide creer que el mismo Jesús, Hijo de Dios e Hijo de María, se hace presente con todo su ser humano-divino en las especies del pan y del vino” (n. 55).